Por Javier Moreno
En relación a las pasadas elecciones para presidente municipal en el estado de Veracruz, han quedado en claro varios de los supuestos que en esta misma columna les había adelantado desde hace ya algunas semanas un servidor; sobre todo en lo que respecta a la reconfiguración del mapa electoral y al resquebrajamiento de la clase política.
Sin embargo, para esta columna me quedo con lo que llamé en alguna colaboración pasada como “la nueva forma de hacer política que los políticos no entienden”. El complemento a esta aseveración tiene que ver con la necesidad de cercanía con la gente, de mayor sensibilidad y empatía con sus necesidades y sobre todo de conocer a fondo la problemática del municipio e incluso de haber hecho un trabajo previo, mucho antes de la campaña, más allá de presentarse como candidato de alguna fuerza política.
Es claro que el electorado sigue aceptando los “beneficios” que entregan partidos, funcionarios y candidatos por diferentes vías, pero también es claro que hay un círculo que se está cerrando en lo que respecta al rezago en la resolución de problemas que llevan sin resolverse una o varias administraciones previas.
En este sentido, no olvidemos también que la población formada por jóvenes es bastante grande en cualquier padrón electoral y el mensaje de este sector es principalmente de cambio y de un hartazgo por la “vieja forma de hacer las cosas” en cualquier nivel de administración pública.
Un caso que me sirvió para ejemplificar lo anteriormente expuesto en tiempos de campaña y que usaré nuevamente como referencia en un caso de éxito, en cuanto a los resultados de las pasadas elecciones, es definitivamente el del joven político Rafael Gustavo Fararoni Magaña, quien ya recibió su constancia de mayoría para dirigir el municipio de San Andrés Tuxtla. El resultado en aquel municipio de los Tuxtlas tiene mucho que ver, según me comentan, con el trabajo previo del legislador con licencia y que contendió por la alianza Morena-Verde, quien se ha mantenido cercano a la gente, escuchando sus necesidades y regresando para constatar avances, una y otra vez a su distrito y ahora sobre todo enfocado a su municipio.
Fararoni es un claro ejemplo de que quien realmente decide en las urnas es el ciudadano y el trabajo que se hace en favor de una sociedad cada vez más crítica e inconforme no es de unos cuantos días de campaña, sino de varios años para darle seguimiento a cualquier proyecto que se pueda plantear. En el caso de Rafa Fararoni, cuenta con un buen equipo de asesores que llevan tiempo analizando diferentes problemáticas en el Municipio de San Andrés y han venido trabajando desde hace ya varios meses en generar propuestas y proyectos viables y eso es lo que conforma su plan de trabajo planteado durante su campaña, a diferencia de muchos otros candidatos que no conocen la realidad de los municipios que pretendían gobernar y que pensaron que como sucedió en elecciones pasadas, solo les bastaría con ser la opción de determinado partido político.
El grupo de trabajo de Rafa Fararoni se ha enfocado en analizar y proponer opciones interesantes para temas vitales para San Andrés Tuxtla, como el saneamiento y distribución del agua, el fortalecimiento de infraestructura turística y por ende de vías de paso y acceso al municipio y muchos otros temas que también tienen como resultado alterno la generación de empleos y mejora de condiciones de vida de los habitantes.
La juventud de Rafa Fararoni que para algunos despistados era parte de su “ataque”, fue un factor que el candidato convirtió en una fortaleza y así lo proyectó desde un principio, con lo que logró conectar con esa parte del electorado que generalmente se manifiesta poco participativa por considerar que no tienen representación.
Finalmente queda claro que al menos en Veracruz, en términos de política y administración pública, ningún partido y mucho menos ningún candidato la tiene fácil por tanto rezago en diferentes rubros de atención por parte del Estado en anteriores administraciones, pero quienes querían llegar necesitaban más que una recomendación o muchos otros artilugios que varios utilizaron para desequilibrar una “balanza”, que no supieron entender y que el ciudadano común es el único que puede nivelarla a favor o en contra, independientemente de ideologías políticas y colores.
Enhorabuena para todos los candidatos, del partido que sea, que como Rafa Fararoni se dedicaron a trabajar de tiempo atrás y cerca de la gente y no a escuchar el “canto de las sirenas”, para beneficio de sus futuros gobernados.

El triunfo en San Andrés Tuxtla, un claro ejemplo de ‘la nueva forma de hacer política’
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